EL CAMINO DE LA FILÓSOFA
En el norte de Kyoto, conectando varios templos y santuarios se encuentra el “tetsugaku no michi” o el sendero de la filosofía.
Es una preciosa ruta de unos dos kilómetros de largo paralela al estrecho canal Shishigatani que forma parte del sistema de canales que llegan hasta el lago Biwa.
Se le llama así porque uno de los profesores de filosofía más importantes, Nishida Kitaro, solía meditar aquí mientras caminaba hacia la Universidad de Kyoto.
La palabra “tetsugaku” fue creada por Nishi Amane en 1.874 tratando de traducir el significado occidental ya que no existía en japonés, al menos no como se entiende en nuestra cultura.
Tetsugaku surge de los caracteres ideográficos que significan “sabiduría” y “aprendizaje” (哲学).
El significado latino de filos-sofía es ” amor a la sabiduría”.
Me gusta que Nishi Amane eligiera el concepto aprendizaje.
Le da un punto que no tiene el significado occidental.
El que siempre eché en falta en la universidad.
Que la filosofía sirviera para aprender a vivir mejor y no se quedara en meros juegos de conceptos mentales y teorías.
Porque puedes amar mucho y no aprender nada.
Es la sensación que tuve durante toda la carrera .
Que debatir, analizar y cuestionar teorías no te hace más feliz.
Sin embargo, al mismo tiempo, sentía que sufrimos por nuestra forma de interpretar el mundo.
Y sufrimos mucho.
Hace falta mucha filosofía, pero no precisamente la que se me enseñó en la facultad.
Por eso busqué una nueva forma de seguir amando la sabiduría.
Mi propio camino.
Inseparable de mi vida personal.
Por eso aunque este viaje se inició por mero placer y celebración de la vida, acabó convirtiéndose en una peregrinación espiritual.
No era mi intención.
Pero salió así.
Después de la parte más turística en Tokyo, Kamakura, Enoshima, Yokohama, Nikko, Kanazawa, Shirakawa, Takayama, Kyoto, Osaka e Hiroshima, vendrían los platos fuertes.
La pregrinación a distintas montañas muy conectadas con las tradiciones espirituales japonesas más ancestrales.
Monte Misen en Miyajima, Monte Kurama en Kyoto, Monte Koya, las rutas del Kumano Kodo (el camino de Santiago japonés) y culminar coronando el Monte Fuji.
Un itinerario intenso y exigente físicamente.
Por eso no escribí durante algunos días.
Por eso mi diario de viaje va con retraso.
Y aunque en realidad todo el viaje, desde que compré el billete en la noche de reyes está siendo una peregrinación, la parte más profunda comenzó aquí en el “tetsugaku no michi”.
No podía ser de otra manera.
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